Rubén Peinado. Psicólogo Clínico de la Fundación Argibide

SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍUUUUUUUU…. No, no voy a hablar de Cristiano Ronaldo (de quien, por retazos de su historia y su presente, se puede inferir una pobre historia de sufrimiento infantil). No voy a hablar del mito de Narciso. No voy a poner los criterios del DSM o de la CIE sobre trastorno narcisista de la personalidad. Todas estas cosas el lector las puede buscar y encontrar fácilmente por internet.

Voy a hablar de lo que supone acarrear el peso de un narcisismo patológico sobre las espaldas de alguien, de la dificultad -por lo autodestructivo que puede llegar a ser- para discriminarlo del trastorno límite de la personalidad, y, por tanto, de poder trabajarlo convenientemente en terapia. De lo que conlleva para el terapeuta el trabajar con personas con este tipo de perfil.

Comenzaré por definir lo que implica un “narcisismo adaptativo”, el cual defiendo ante viento y marea, ante la connotación peyorativa que tiene en la sociedad por aquello con lo que está asociado el término. Si usted ha conseguido una integración de la experiencia de sí mismo más o menos plena, si siente placer de su propia existencia, si vive a la altura de sus propias exigencias internas -mediadas por el contexto en el que viva-, y siente gratificación al cubrir sus necesidades instintivas y cierto deseo de recibir reconocimiento… enhorabuena, es usted narcisista. ¿Es eso malo?, pues oiga, no, no lo es. ¿Me puede dar problemas?, pues oiga, sí, si usted se pasa de la raya, pero como todo posible matiz de configuración caracterial existente.

¿Y qué es pasarse de la raya en narcisismo? Pues, en concreto, quedar fijado en etapas/valores infantiles que determinan el poder lograr bienestar… o… LA CÁRCEL. O satisfaces esos valores, o sufres. Y mucho. Ese tipo de desarrollo conlleva un Yo patológico grandioso, necesariamente problemas con los demás, un déficit en el propio sistema de valores, y un estado crónico de vacío. Vamos a ver una a una cada característica:

  1. Yo patológico grandioso: conlleva sentir que uno tiene más derechos que los demás, el requerir nutrirse de admiración externa como si fuera una droga, fantasías exacerbadas de éxito, claras e incluso groseras discrepancias entre capacidad y ambición, y períodos repentinos y transitorios de inseguridad/inferioridad.
  2. Problemas con los demás: destacan las actitudes envidiosas hacia los demás (el “odio” de lo bueno que otros tienen y yo no) y las actitudes hetero-despreciativas. Puede existir una tendencia a la explotación de los otros, a devaluar al resto, a ser incapaces de permitirse depender de los demás, además de falta de empatía e idealización de otros cuyos aspectos quieren adquirir a los que terminan también devaluando. En terapia se le añade lo que se conoce como “reacción terapéutica negativa” (traducido a un empeoramiento cuando la ayuda por parte del terapeuta es efectiva, por envidia de la capacidad de éste ante la propia incapacidad de resolver su problema autónomamente).
  3. Déficit del propio sistema de valores, o patología del Súper Yo: incapacidad para experimentar tristeza/duelo provocando ello en su lugar oscilaciones graves entre un bienestar eufórico y un estado depresivo severo con devaluaciones ocasionales; por otro lado, el control de los impulsos deriva más de la vergüenza que de la culpa (temor a ser descubiertos/expuestos, no a las consecuencias morales de sus actos). El narcisismo, en su variante “maligna”, conllevaría además la presencia de comportamientos antisociales (bien activos-agresivos, bien pasivos-parasitarios), tendencia a generar comportamiento de tipo agresivo/controlador/impositivo (que pueden dirigirse contra ellos mismos), y una orientación paranoide (proyección a los demás del sentido crítico del súper yo, esto es, miedo a un ataque por parte de los demás que en realidad proviene de dentro).
  4. Estado crónico de vacío: que tratan de compensar con excitación/adicciones/peligros que les llenan de vida y les protegen de este vacío (a falta de un mundo interior en el que apoyarse, así como de relaciones internalizadas sanas).

Todo así junto, pues suena a experiencia de vida bastante agresiva y complicada, la verdad. De nuevo, hay grados y grados, y podemos ir desde una persona con leves dificultades de adaptación por tenerse en una estima excesiva para su capacidad real, al nombrado concepto de “narcisismo maligno”, sobre el que en esta entrada sólo daré un par de pinceladas, pero para volver más delante de una manera más completa. Pasamos ahora a describir los grados de severidad de la patología narcisista:

  • Casos leves. Funcionan bien en su día a día en general, pero pueden darse algunos problemas en el campo de las relaciones personales por mantener una actitud de cierta soberbia (piense en su compañero/a de trabajo o estudios, tan seguro/a de sí mismo/a, que en ocasiones le puede llegar a ser cargante), y, lo más serio, problemas a nivel de intimidad emocional (pudiendo existir una discrepancia entre el amor recibido y la forma en que responden a este amor). Aquí al final estoy definiendo lo peor que le puede ocurrir a una persona que tiene un rasgo de narcisismo más o menos bien adaptado. Es el nivel en el que uno no tiene por qué ser destructivo o instrumentalista a nivel interpersonal; siendo muy simplista, si uno se tiene en una estima “notable” y sus capacidad oscilan entre el “aprobado” y el “notable”, pues bueno, también se podría decir que esa persona es alguien seguro/a de sí mismo/a. Pero sí es cierto que habría una ligera falla a nivel empático que podría dar dificultades. El narcisismo tiene su utilidad, y “narcisificarse” un poco, incluso puede ser adaptativo; pero, claro, sin pasarse. No es difícil pensar en alguien que pueda cumplir estas características, y no tiene por qué ser necesariamente un problema. Este tipo de perfil suele venir a terapia por otros motivos (ej.: problema de pareja, problema ligero de consumo, episodio depresivo leve), pero también hay quien lo hace con cierta noción de dificultades relacionadas directamente con pulir esa parte de sí mismos; normalmente se les puede señalar sin especiales trabas su rasgo narcisista, y no tiene por qué ser un gran impedimento el poder trabajarlo. Subrayaré que a veces el problema en señalar esto, y por tanto el poder ponerlo sobre la mesa para poder trabajarlo, tiene más que ver con la inseguridad del terapeuta con el cómo puede reaccionar el otro, que con cómo realmente se lo puede tomar el otro. No pondré ejemplos.
  • Casos medios. Elevamos el listón, y llevamos lo anterior a un grado más complicado. Aquí entraríamos ya en el terreno de lo que se podría denominar oficialmente como “Trastorno de personalidad narcisista”. Los problemas con la vida íntima propia ya llegan a la severidad, se dan conflictos con las personas cercanas desde una profunda insensibilidad al medio. Yendo al apartado anterior, necesitan más gasolina con la que llenar el depósito del Yo, y para poder hacerlo pueden utilizar a aquellas personas que tienen a su alrededor como surtidores deshumanizados; lo emocional cuanto más lejos mejor. *Ejemplos de personalidad narcisistas de series o cine que conllevan un grado moderadamente patológico de narcisismo: Don Draper (Mad Men, al menos en la 1ª y la 2ª temporada: no posee vínculos íntimos con nadie -ni compañeros, ni jefe, ni su hermano, ni su mujer-, trata despóticamente a todo el que pilla, es sistemáticamente infiel a su pareja y le puede mentir en la cara sin demasiados problemas, adora el poder y que le adoren, puntualmente presenta planes de fuga sin estructurar -en los que abandonaría a su familia sin demasiado pudor- que podrían tener un cariz autodestructivo, presenta adicción al alcohol), Dr. House (House, no he visto toda la serie, pero sí las primeras temporadas: escasa capacidad de vinculación íntima, adicción grave a sustancias con las que evadirse a nivel emocional, trabaja en el campo médico pero su interés se ciñe a resolver casos más que a tratar a personas, yo grandioso omnipotente resistente a críticas u opiniones de otros, me comentaron que hay una especie de comportamiento pseudosuicida no como impulso sino como algo preparado y mantenido en el tiempo). Más adelante trataré el tema del abordaje en terapia.
  • Casos graves. O “narcisismo maligno”… ya sé que suena fatal. Si ya de por sí el concepto “narcisismo” a la gente le rechina mucho, añadirle el calificativo de “maligno” no hace que suene precisamente mejor. Con este concepto a lo que hacemos mención es a… casos muy graves de narcisismo. De nuevo, subimos un nivel con respecto al punto anterior en cuanto a intensidad de la repercusión de las dificultades de la persona en las áreas que estamos comentando, y le añadimos la presencia de promiscuidad sexual o inhibición grave de la vida sexual (ambos extremos orientarían a que algo severo ocurre), posible dependencia de drogas o de alcohol (todo lo que sea por no sentir), conductas “parasitarias” (aclaro esta parte: para Kernberg, lo parasitario implica que la persona dependa económicamente de otros o del sistema pudiendo no ser así; si una persona es capaz de trabajar, y no trabaja, y le pagan las cosas sus padres, está ejerciendo una conducta parasitaria. Sé que en el contexto europeo puede sonar un poco raro, dada la diferencia en lo que implica a la implicación familiar en el cuidado de otros miembros, y la diferencia de sistemas sanitarios existente entre continentes, pero quiero que quede claro la noción de “vivo a base de otros que me sustentan pudiendo yo en el fondo ser autónomo”), y, allá vamos, NARCISISMO SUICIDA (las mayúsculas son para crear impacto. Son tendencias suicidas ajenas a un cuadro depresivo franco, similares a la del trastorno límite de personalidad, PERO DIFERENTES. El matiz está en LA GRANDIOSIDAD AUTODESTRUCTIVA, en el acto suicida como forma de mostrar la propia superioridad al resto, en el matiz de, no sólo querer morir para dejar de sufrir, sino de querer morir para QUE LES DEN POR SACO A LOS QUE ME RODEAN; el tipo de intento suicida de esta naturaleza suele ser más organizado, conllevando más preparación que el impulso autodestructivo de la persona con rasgos límites). Otro tipo de rasgo que, informalmente, podemos ver en este tipo de personas es el factor “DEVORADOR DE TERAPEUTAS”, consistente en el paso de profesional a profesional siendo capaz de llevar al límite a quien está atendiendo a esa persona, hasta que uno de los 2 implicados -terapeuta o persona atendida- corta la relación (directa o sutilmente) por sentir que no es ayudado porque el otro es un inútil -o yo soy tan grave que nadie me puede ayudar- o porque lo que me genera la persona es excesivamente desagradable (normalmente, contratransferencias en las que el terapeuta se siente inútil, o controlado, o humillado, o atacado sádicamente). Ojo, que quede claro, estas personas sufren, y mucho. Y merecen ayuda, y muchas veces no la obtienen por lo que generan al terapeuta; pero es que para poder ayudar a alguien de estas características 1º: hay que ser consciente de lo que uno tiene delante, 2º: hay que conocerse uno mismo muy mucho, y 3º: hay que tener conocimientos de cómo ayudarles. Y, si no se cumple alguno de los puntos, derivar evitando que se llegue a una dinámica en la que la persona repite la misma experiencia de rechazo (por su parte o por parte del terapeuta) que habrá experimentado muchas otras veces en el pasado. *Ejemplos de personalidad narcisistas de series o cine que conllevan un grado patológico de narcisismo: Batman (EL HÉROE DE LA NOCHE… no soy ni mucho menos un experto en cómics, así que puedo meter gazapos, pero ahí voy: un muchacho que a una edad temprana pierde a sus padres de manera traumática, infiriéndose que, por un lado, no supera el trauma y lo mantiene arrinconado de manera simbólica -la imagen del murciélago- en una sensación de posible vacío crónico, y por otro, que a partir de entonces no entabla relaciones íntimas con prácticamente nadie excepto, de manera lejana, con un subordinado que es su mayordomo y que acaba haciendo lo que él le ordena, y con muchachitos con los que se identifica y a los que viste de manera estrambótica para formarles con el fin de que acaben siendo como él… en versión pobre; mantiene una imagen aparente de narcisista grandioso, que hace un uso instrumental de, por ejemplo, relaciones con mujeres bellas para poder mantener dicha fachada -siendo la realidad más perversa-; incapaz de establecer relaciones de pareja estables reales durante mucho tiempo -si bien igual hay factores externos que ayudan a que esto se potencie, acabando varias de esas relaciones de forma traumática… como por otro lado, acaban otras relaciones que tiene como uno de los Robin, a quien acaban matando por su culpa, la hija del comisario Gordon, a quien disparan a bocajarro también a consecuencia de su relación indirecta con Batman-; grave potencial sádico que decide sacar empleando sus recursos multimillonarios en convertirse en un justiciero todopoderoso nocturno… con connotaciones masoquistas, en la medida en que se expone frecuentemente a peligros y daños potencialmente mortales en inferioridad de condiciones; vida claramente parasitaria -he heredado un porrón de dinero, y me dedico a mantener mi imagen de ricachón que despilfarra y a sacar mi impulso agresivo por las noches… NO TE DA TIEMPO A TRABAJAR BRUCE-; establece relaciones de amor-odio con los estamentos policiales y legales, logrando que PROYECTEN SU IMAGEN EN EL CIELO POR LA NOCHE PARA LLAMARLE EN LUGAR DE MANDARLE UN WHATTSAPP, SANTO CIELO, SI ESO NO ES NARCISISTA QUE ALGUIEN ME LO EXPLIQUE; se infiere cierto goce sadomasoquista de su relación con su archienemigo el Jóker, que, qué casualidad, le ataca de manera grave, él le detiene, escapa, le ataca de manera grave, él le detiene, escapa… hasta que, ojo spoilers, en el cómic The Killing Joke Batman le acaba matando como el Jóker deseaba -o al menos cabe esa interpretación al leer el final-; y, por último, se enfrenta, con, ojo, intención de matarle, a… Superman… A SUPERMAN, LO MÁS CERCANO A UN SER TODOPODEROSO EN LA TIERRA… ahí es na), Jordan Belfort, de El Lobo de Wall Street (enlazo directamente un artículo de alguien que sabe mucho más que yo, en el que se habla de ello: https://www.linkedin.com/embed/feed/update/urn:li:ugcPost:6563807705889288192?compact=1″. También, más adelante trataré el tema del abordaje en terapia.

*(Dejo claro que los ejemplos tienen un claro matiz “caricaturesco”, buscando que se entienda lo que se pretende decir, y no quedándose encallado en que lo que se plantea es una verdad absoluta. Lo que vemos en la práctica clínica no suele llegar a esos niveles… bueno, al menos al de Batman, porque alguien de ese perfil nunca pediría ayuda terapéutica)

Me doy cuenta de que me voy a extender demasiado en la entrada, así que de momento lo dejo aquí y divido el escrito en 2. Queda para la continuación el describir las diferentes manifestaciones de patología narcisista en el día a día clínico, y lo que tiene que ver con el terapeuta y el tratamiento.

Seguiremos.