Fermín Goñi Sáez. Psicólogo Clínico. Director Científico de Fundación Argibide

Una de las características más diferenciales de nuestra especie consiste en la extraordinaria capacidad comunicativa que poseemos; función que posibilita la adaptación exitosa a los diferentes nichos sociales.

En el artículo, Fermín Goñi, identifica la comunicación discursiva como el grado de mayor competencia comunicativa, en el que se activan elementos importantes que incluye, por ejemplo, la toma de turnos, el mantenimiento del tema y la toma de perspectiva. La comunicación no verbal contribuye también a una comunicación significativa y exitosa con características como la proximidad (capacidad de mantener una distancia adecuada y orientada hacia la otra persona), el lenguaje corporal (que puede influir profundamente en el significado del mensaje) y el afecto (las señales afectivas se consideran una parte integral de la competencia conversacional).

A pesar de ello, existe déficits en la comunicación, identificados en las primeras etapas del desarrollo que generan dificultades significativas en la adaptación social,  y que requieren una exploración y valoración clínica por parte de profesionales de las áreas de pediatría, neuro-pediatría, psicología clínica y psiquiatría. Un ejemplo de ello es en el neurodesarrollo atípico que se manifiesta a nivel clínico en el trastorno del espectro autista.

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