Artículo de Javier Tirapu, Psicólogo Clínico y Director Científico de Fundación Argibide en el blog de la Asociación Navarra de Esclerosis Múltiple (ADEMNA)
En la primera parte de esta entrada al blog de ADEMNA, que dicho sea de paso, deseo transmitir mi gratitud a sus creadores por su confianza en mí y su invitación a participar, planteé que se han descrito diferentes déficit cognitivos asociados a la EM y después de hacer una introducción general me centré en un aspecto muy relevante como era la “Velocidad de procesamiento”.
Si revisamos la literatura sobre estos déficit asociados existe cierto consenso general en que la memoria se encuentra afectada, evidentemente en mayor grado a medida que la enfermedad se encuentra en estadios más avanzados.
Pero existe la memoria como un “ente unitario”?. Hoy en día sabemos que esto no es así. Durante años se ha generado una inmensa información sobre la memoria que ha dado sus frutos. Una de las conclusiones fundamentales a las que hemos llegado es que la memoria no es un sistema unitario. La memoria no es un proceso ni un sistema único. En cambio, hoy podemos afirmar que existen distintos sistemas de memoria, con contenidos diferenciados y que se relacionan con estructuras cerebrales distintivas. Cuando hablamos de sistemas de memoria debemos detenernos en analizar que es un sistema. Un sistema es un conjunto de elementos organizados que interactúan entre sí y con su ambiente, para lograr objetivos comunes, operando sobre información, para producir como salida información. Un sistema aislado no intercambia ni materia ni energía con el medio ambiente.