Fermín Goñi Sáez. Psicólogo Clínico. Director Científico de Fundación Argibide
En la cultura popular, la etapa vital que denominamos adolescencia ha sido interpretada como una época de riesgos, excesos, pérdida de control y vulnerabilidad para el desarrollo de cuadros psicopatológicos. Sin embargo, la investigación neurocientífica actual nos describe un proceso neurobiológico -social y culturalmente contextualizado-, en el que si bien acontecen cambios que pueden generar situaciones de riesgo, también estos mismos cambios ocasionan la emergencia de nuevas oportunidades de crecimiento personal, aprendizaje flexible, promoción de la autonomía y desarrollo de la resiliencia.
Perspectiva evolutiva
Para entender este proceso evolutivo, resulta oportuno dirigir nuestra atención a tres sistemas biopsicológicos que han evolucionado para equipar al cerebro adolescente con las herramientas cognitivas, conductuales y emocionales necesarias para adaptarse exitosamente al complejo nicho social:
• El sistema estrés/amenaza que permite lidiar con la adversidad.
• El sistema de recompensa que promueve la regulación del apego y de la autonomía personal.
• El sistema mentalizador tiene como objetivo que el cerebro adolescente pueda entenderse a sí mismo y a los otros.