La Fundación Benéfica Napardi ha hecho entrega este jueves del Galardón Humanitario a Vicente Madoz Jáuregui, fundador de la Fundación Argibide.

El médico navarro ejerció durante 52 años como psiquiatra en Navarra. Desde la fundación han señalado que su estrecha «vinculación con la solidaridad» en el ámbito de la salud mental a lo largo de sus casi 78 años de vida, le ha hecho merecedor del premio, en el que ha recibido una mandarra con su nombre y una estatuilla diseñada por Miguel Ángel Ciganda. Vicente Madoz estudió Psiquiatría en Oxford y desempeñó su profesión en Navarra durante 52 años. Desde Napardi han destacado que en su trayectoria profesional ha escrito libros, ha impartido clases en la UN y en escuelas, ha sido presidente, entre otros, de Medicus Mundi, el Ateneo Navarro, del centro Bartolomé de Carranza y padre fundador, entre otros, de la Fundación Arguibide y de la clínica Josefina Arregui.

La Fundación Benéfica Napardi tiene como misión la ayuda y asistencia a personas objetivamente necesitadas y carentes de medios económicos, y todo aquello que directamente o indirectamente se halle relacionado con la indicada finalidad.

«AVERGONZADO» POR SER EL GANADOR

El psiquiatra ha manifestado el hecho de haber sido el elegido le ha «avergonzado ya que ha desarrollado toda su carrera junto a un grupo de profesionales de la salud muy bueno, no en solitario». Entrando en detalles sobre su profesión, ha explicado que «se metió en el mundo de la psiquiatría porque quería ayudar a jóvenes que se sentían angustiados. Yo tenía unas sensaciones físicas que me movían a ayudar a los adolescentes jóvenes que sufrían». Por su parte, ha añadido que, tras cinco décadas, «aunque hay muchos más conocimientos en la psiquiatría y psicología me preocupa que la medicina, en general, se está deshumanizando. Somos más asépticos, nos hemos distanciado de los pacientes y funcionamos como robots. Tú das una serie de datos al médico y te dicen qué es lo que tienes». En cuanto a sus principales inquitudes sobre la salud mental, ha especificado que «las enfermedades graves me preocupan mucho, pero también las leves, como las fobias, angustias o las depresiones reactivas que se producen cuando alguien pierde a un ser querido o sufre una ruptura. Al final se destina mucho presupuesto a las patologías graves y se dejan de lado las leves, sin tener en cuenta el sufrimiento diario de muchas personas».

Por la vinculación de la Fundación Napardi con el alzheimer, Madoz ha señalado que es «una enfermedad muy deteriorante que llega a anular casi por completo a las personas. Además, como cada vez vivimos más, este tipo de enfermedades se están volviendo más comunes», y ha agregado que «por eso el centro Josefina Arregui de Alsasua -del cuál es padre fundador- se creó para tratar de ayudar a los pacientes que, a causa de este tipo de enfermedades, sufren trastornos de conducta. En la clínica tratamos de compensarles y que reorganicen su vida desde el punto de vista clínico. Ayudamos a las personas con demencias y a sus familias». Sobre la Fundación Arguibide de Pamplona, centro concertado centrado en la asistencia psiquiátrica durante la vida de los pacientes y de la que es actual patrono, ha señalado que todavía está al pie del cañón para solucionar problemas administrativos y ha lamentado que «aunque llevábamos más de 30 años vinculados al Gobierno de Navarra con un concierto, parece ser que esta fundación igual no puede seguir porque para el actual Gobierno parece que ya no somos necesarios. Estamos tratando de negociar con ellos el concierto».

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Imágenes e información: Navarra.com